DIARIO 9 DE FEBRERO 2023 IN MEMORIAS
DIARIO
9 DE FEBRERO 2023
PENSAMIENTOS DEL DÍA.
Estimados Lectores,
Mamá me decía: “nada se olvida”. Cierto, solo que yo tengo, igual que le pasaba a mi padre, una excelente memoria, él me contaba que durante su tiempo de estudiante aquí en Paris, no necesitaba ni siquiera tomar notas, yo tengo una excelente memoria, no tengo necesidad de agenda mas que para anotar las visitas médicas, porque me controlo una vez al año para prevenir alguna enfermedad incurable, así por lo menos sabré a qué atenerme el día que llegue al “terminus”, y otra cosa que olvido siempre son las claves; que olvido siempre, solo recuerdo la del banco y de mi sitio; pero para el resto, no me olvido de nada, lo que es a veces bien molesto, porque hay gente que quise olvidar y lo logré. Esta memoria “selectiva” la empleo también en el presente, cuando alguien dice estupideces, no escucho. Tengo una excelente protección mental. Lo que no ocurrirá jamás con el asesinato de Mamá, el médico me dijo, lo que la hicieron sufrir es igual a un traumatismo de guerra, eso lo llevará consigo hasta el fin de su vida. Cierto también. Yo me refiero a cuestiones banales no a traumatismos indecibles.
Otro médico me contradijo en otra cuestión importante, porque yo tenía la costumbre de conversar de cosas existenciales con los médicos que se ocupaban de Mamá, así es que teníamos tiempo de conversar después que se ocupaban de ella y pasábamos al salón a compartir un café y a conversar, los médicos, cuando son inteligentes, me fascinan porque se puede tratar con ellos de temas bien terrenales con argumentos indiscutibles, aunque digan que la “medicina no es una ciencia exacta”, yo no lo creo, en cuestiones científicas relativas al cuerpo, la ciencia casi nunca se equivoca, era un preámbulo para contarles lo que me contesto ese médico cuando le dije que lo que olvido voluntariamente está perdido para siempre, entonces él me contestó:” se equivoca todo esta almacenado en el inconsciente”, a lo que yo le repliqué, si, pero no lo que yo “voluntariamente” , el inconsciente no me interesa , no es mi problema, ah me dijo, según usted no tiene inconsciente?”
Claro que tengo, pero no me interesa, es como la vida después de la muerte, la eternidad seguramente existe, pero tampoco es mi “problema”, la eternidad aquí en tierra es de mi responsabilidad, la otra, después de muerta, le incumbe a Dios, si quiere me la dará, sino me la negará, lo que me atrevo a pensar que es bien improbable, porque a pesar de mis múltiples defectos, una sola cualidad me salva: jamás le he hecho daño a nadie, solo a mí misma, pero ahora de vieja, me he corregido, desde que veo un peligro que pudiese hacerme caer en hacerme daño, lo atajo con alambres de púas, es la única manera de darse a si misma ese bien absoluto que se llama paz.
Es esto es lo fundamental en la vida, estar incólume de faltas hacia el prójimo, creo que es lo más importante, tener la conciencia tranquila, como lo digo, a pesar de mis defectos, no tengo en mi ser eso que se llama MALDAD. Otro vicio que jamás he tenido son los celos, no soy celosa de nada, la mayoría de la gente vive enferma de celos, todo les causa envidia, los talentos, los amores, los bienes materiales, la belleza, el éxito, es decir absolutamente todo lo que incumbe al ser humano. Yo siempre me pregunté de qué manera pueden vivir esas personas celosas, deben sufrir un martirio desde que se despiertan, porque controlar a la humanidad entera y girar en torno a esa obsesión como un satélite viviente, en torno al prójimo para controlarlo, eso es lo que promueve el sentimiento de una persona celosa; debe ser fatigante y debe atraparles toda su energía vital.
Cuando yo era joven mis colegas me pedían que la maquillara el día de sus bodas, porque soy experta en cuestiones de maquillaje, perfumes, y también me pedían que las acompañase a elegir una casa, antes de enredarse en un crédito, una vejez que habían sido “titularizadas” con el famoso Capes, y yo tenia tiempo de escucharlas y aconsejarlas, porque sabían que yo estaba siempre con una distancia abisal entre los pensamientos que las inundaban en un terreno fangoso y mi posición existencial que me dejba siempre al margen, como un ser aparte, que jamás entraría en convivencia con ellas.
El problema de los celos siempre me ha intrigado. Debe ser porque soy idéntica en esto a mis padres.
Una de mis colegas vivía atormentada de celos por su novio que fue luego su marido. Yo le decía, pero para qué sufres, ni aun cuando te deje, qué vas a sacar con controlarlo, si debe irse se irá aunque tu hagas lo imposible por retenerlo. Como dice Marsiglio Ficino : “l’amour ne se commande ni ne se décommande pas”.
Esa es mi tesis filosófica del amor.
El contrato de matrimonio es eso un simple “contrato” que no pone en ningún caso al resguardo esa parte del cerebro que no se sabe por qué, el día menos pensado ordena que el afecto se desvanezca misteriosamente. Lo que queda es la ética, la responsabilidad, y la vergüenza social. Una persona “responsable” no va a dejar abandonada una familia, es precisamente por preservar la protección familiar, que existe ese “contrato matrimonial” que es un “contrato social’, no es un contrato de amor, es como si existiese un contrato de salud. Por mas seguros de salud que firmemos, ese “contrato de salud” no nos sirve para protegernos de enfermedades, al igual el contrato de matrimonio no los pone al resguardo de que el amor tome fin y se extinga.
Y lo tragicómico de este asunto es que si hay desamor, acuden a los tribunales, porque hay abogados expertos en infidelidades que se ganan sus vidas en esta tarea de rescate amoroso y de castigo; se encargan de llevar al patíbulo a aquel o aquella que dej de amar, luego son castigados con pensiones alimentarias y multas, esto no solo es trágico sino risible.
Pero los cerebros minúsculos de estas pobres mujeres no les da la fuerza para analizar esta cuestión y viven angustiadas de miedo de que el novio, concubino o marido se les escape.
Me da risa el verlas en la existencia real amarradas al móvil, que es el brazalete electrónico de la prisión con el que controlan a sus compañeros y ellos dócilmente se dejan controlar como animales o como en la cárcel, igual que si fuesen culpable de algo y antes de cometer un “crimen”y deban rendir cuentas al carcelero.
Los hombres de este siglo han sido domesticados a ese control y los cobardes se dejan llevar por sus mujeres en este “control”, si encuentran una mujer que no los controla les parece o falta de interés o algo monstruoso, los pobres no se convencen de que es todo lo contrario, las feministas los volvieron cobardes y domesticados como perritos con lazo, esto me da vergüenza, me humilla, lo peor es el sentimiento de lo que allá en Chile se llama “vergüenza ajena”. Ver un hombre reducido al miedo, por una mujer que lo controla me repugna. Nada mejor para curar de esa “enfermedad” que es perfectamente curable que la gente llama “amor”, Eso no es amor es todo menos amor. La obra de las feministas ha sido mortal para la masculinidad, es por eso que ya no hay hombres, hay robots controlados por el móvil que es el brazalete electrónico de las mujeres que los han encarcelado en la cárcel invisible que la gente llama “matrimonio”.
Es por eso por lo que yo siempre rechacé el contrato matrimonial, lo único que yo hubiese aceptado como forma de vida ideal es que cada uno sea suficientemente independiente y fuerte para vivir cada uno en su casa, pero manteniendo vivo el afecto sin control, porque el afecto se controla solo cuando es verdadero; nada puede disminuirlo o apagarlo, pero para que se produzca este milagro es necesario que los dos estén de acuerdo. Ese ser a la Cioran no lo encontré jamás.
Carmen Gazmuri Cherniak
In, MEMORIAS, mi vida literaturizada de Chile a Francia
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