CARMEN FLORENCE GAZMURI-CHERNIAK

Escritos literarios – críticos, anuncios de nuevas publicaciones, libros editados. Artista-Pintora. Telas al óleo, gouaches y dibujos

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MADEJA DE LANA ENREDADA

16 Noviembre, 2022 (12:29) | Non classé

MADEJA DE LANA ENREDADA

 

 

 

 

 

Estimados Lectores:

Hola, ¿Cómo están?

Yo aquí regio, les publico mis artículos que he guardado durante la semana, creo que les conté que me desaté de las amarras que me mantuvieron atada durante años esos ladrones de las multinacionales que nos atrapan con los arriendos de la Box para tener el Internet cómodamente en casa, el teléfono fijo y la tele.

Qué decir de la adicción al smartphone, eso es un tema aparte.

Cuando en la administración u otro asunto parecido me pide mi número telefónico, me preguntan con lápiz en mano, listos para que yo les responda con toda rapidez; hay que vivir rápido, al ritmo de la fibra, están todos locos.

Yo tomo mi tiempo señor…Estoy acostumbrada a pensar rápido y a vivir lento, para empezar los estudios se comienzan de joven; hay que darse un tiempo infinito estudiando en las bibliotecas, luego preparando clases, luego leyendo, sin fin, estudiando; mi padre me decía siempre: un profesor es un eterno alumno, no lo olvides.

Luego la pintura, la pintura es silencio, tiempo, soledad y paciencia.

Deme su número de teléfono…

les respondo:

No tengo.

Entonces deme su móvil…

No tengo.

Luego -pensé automáticamente… En el cementerio no se necesita teléfono, y la gente que quiero está enterrada- me mordí los labios, porque si le hubiese respondido eso ¡el tipo hubiese llamado al SAMU y directo!

¿Tiene entonces una caja mail?

Tampoco, si, tengo una, pero no la consulto casi nunca, no vale la pena que se la de, porque si quiere darme una noticia urgente, no podré responderle.

¿Y cómo hacemos entonces si no podemos contactarla?

Pero, Señor, yo  no sois SDF, pensé , todavía no, vivo en una casa, tengo una dirección postal.

¿Qué es eso? ¿Nos pide que le escribamos una carta?

¿De dónde sale ésta?

El señor me miró con espanto…Me dije, este señor, viendo mi edad, debe creer que estoy loca, sólo la primera dama que es más vieja que yo de un año, se salva de que la critiquen por” vieja.”

Tuve una experiencia que me hizo huir para siempre de estos canallas, para nunca más alquilo Box ni móvil, no tengo ganas ni tiempo de contárselos.

¡Que pague el Estado la conexión Internet!

Yo harto me sacrifico y soporto con la jubilación de miseria que me tiran cada mes.

Así es que me las arreglo muy bien en mi biblioteca, tengo mi sistema, llego media hora antes de que abran, porque la salita con enchufes y conexión Internet es chica y se llena, la gente ya está esperando en la puerta antes de la apertura.

Algo así como el metro.

Mi mesita apartada en un rincón me está esperando. Antes de instalarme, limpio con un papel desinfectante, saco mi computador y me instalo por el día entero.

Escribo durante la semana, y vengo aquí a publicar lo que he trabajado tranquilamente sola en casa; eso de” tranquilamerece una explicación; digo tranquila con tampones en los oídos y, con los postigos cerrados, porque en este suburbio es mejor ser sorda y ciega para poder soportarlo, éste es otro desastre del que prefiero no hablar.

Hoy quiero compartir con ustedes mis reflexiones sobre estas ataduras invisibles con las que estos canallas se las arreglaron para atar a la gente, robarles mensualmente el dinero, creándoles nuevas ataduras, inventándoles nuevos deseos de compra, abonos y pegarles cada vez más contratos suplementarios que cada mes se transforman poco a poco en más euros que debemos pagarles.

Todos saben que estos canallas, me refiero a los PDG de las Box que se inventan nuevas alzas, las pegan de manera imperceptible a la factura mensual; la gente no tiene tiempo para controlar ni darse cuenta del robo, porque cuando se roba sigilosamente, un euro por aquí, cincuenta centavos por allá, es casi imposible controlarlo, una vez que llega la factura y que la suma ya la robaron de nuestra cuenta bancaria.

Figúrense las sumas colosales que se ganan cada mes estos directores de las multinacionales, la factura detallada, aparece con una serie de números de teléfono que no podemos verificar, yo tuve tiempo, yo cuido mis centavos con lupa en mano.

¡Como ahora no trabajo y vivo sola, mis llamadas eran todas a la administración!

Esas llamadas, cuando hay un problema que cuidar, no podían ser más de diez al mes y ya es demasiado.

¡La lista que me daban estos ladrones era la factura de una secretaria de una empresa que responde el teléfono del acojo!

¡Mis facturas eran la de una mujer que pasa su vida telefoneando!

Yo me dije altiro: esto no puede seguir, es imposible que esta locura continue, y que les dejé la llave de mi cofre bancario a su disposición.

Ahora responden que si todo sube de precio; es la culpa de Putin, de la guerra en Ucrania y en cuanto a la distribución del gas y de la electricidad, y los aumentos de precio, todo es debido al paro de los reactores; esos son otra clase de impostores y ladrones, los ladrones vendedores de kilowatts.

Me despojé de una infección cerebral; me dije: ¿Hasta cuándo voy a seguir pagando estafas?

¿Cómo es posible que una artista se vea obligada a pensar en estos canallas vendedores de servicios idiotas que enajenan el pensamiento?

Es una ruina para el cerebro, nos infectan robándonos tiempo y menoscabando nuestra biología. El estar preocupada de cuantos kilowatts gasto en esto en aquello y, si no llamo por teléfono casi nunca, ¿de qué manera compruebo y demuestro que no soy yo la que llama a esos números?

¿Cómo demostrar que no soy yo la autora de esos llamados?

Es un círculo vicioso en el que atrapan sin piedad a “la clientela”, y nosotros nos quedamos sin manera de comprobar nuestra inocencia en estos gastos, es así como estos canallas siguen enredando a los idiotas como yo lo fui durante tantos años. Todo tiene un fin, estos canallas también.

Es exactamente como el enredo que produce a veces una madeja de lana, no hay forma de deshacer el nudo, no queda otra cosa que hacer que atrapar unas tijeras y cortar.

Eso fue lo que hice.

Estos forajidos permitidos por la ley que los protege y defiende contra los pobres «clientes”, actúan amparados por ciertos artículos de la ley del comercio, sin embargo, con astucia, se descubren los resquicios de estas nuevas leyes, hay que leerlas con calma. Eso fue también lo que hice, cuando hay que defenderse sola.

Ya les destruyeron el cerebro, no hay más que verlos en los trenes, en el metro, en los buses, caminando por las calles, están todos completamente locos, a veces uno o una idiota, mirando el smartphone,  sin ver quién esta delante de ellos avanzan contra  nosotros con el smartphone en las manos; yo me aparto a un lado y se dan cuenta de que se hubiesen chocado de frente conmigo, toman a la gente como postes, sin ningún respeto, poco les  importa si van a chocarse contra el vecino ¡que tiene derecho a existir y a utilizar la calle tanto como  ellos !

En cuanto al cerebro destruido, ahora que los niños comienzan a utilizar computador y móvil  desde que apenas se levantan del suelo y que ya los padres les regalan un smartphone, para que aprendan a” estar conectados”, van a resultar imbéciles antes de tiempo, sin ninguna capacidad intelectual notable, bueno, me refiero al cerebro de aquellos que lo tienen por supuesto, de los otros no hablemos. Ese tipo de carencia cerebral, tan común hoy en día, no es muy motivadora para la conversación.

 

Carmen Florence Gazmuri Cherniak

 

 

 

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