CARMEN FLORENCE GAZMURI-CHERNIAK

Escritos literarios – críticos, anuncios de nuevas publicaciones, libros editados. Artista-Pintora. Telas al óleo, gouaches y dibujos

Skip to: Content | Sidebar | Footer

Puede ponerse en contacto con Carmen Gazmuri-Cherniak a través
del formulario de contacto en el sitio.

SALA DE ESPERA – SALA MORTUORIA

6 Febrero, 2023 (18:09) | Non classé

 

 

       SALA DE ESPERA

 

 

 

     SALA MORTUORIA

 

 

 

Mamá se enojaba, cuando yo era adolescente y me iba a su lado a hablarle de enfermedades y de la muerte.

Cuando le evocaba las enfermedades que podríamos tener, ella me decía:

“¿No faltaba más, no tienes otra cosa más interesante en qué pensar?

¡Ándate al hospital ahí verás todo el arsenal de enfermedades que tu temes tener, por favor! ¡Vive tu vida en paz!

Ella amaba la vida, apegada no al mar ni al aire, era amante de la tierra firme. Su signo del zodíaco era Capricornio, signo de tierra, estaba todo dicho. Mamé adoraba los trenes, odiaba el avión y el barco la hacía sufrir dándole náuseas y vértigos, bien poco apta para ser marina, sin embargo, era una excelente nadadora. Mi signo es Acuario, signo de aire, y mi padre era Piscis, como, yo adoraba el mar, lo necesitaba tanto como yo, y antes de quedar huérfano, quiso ser marino.

Mamá me decía: “mira, déjame tranquila, no tengo tiempo de preocuparme de enfermedades ni de la muerte, anda a hablar de eso con tu padre”.

Allá me iba yo, a ver a Papá, con mis quejas y preguntas angustiosas.

Me acuerdo de que un día, yo era bien pequeña, no puedo decir con precisión que edad tenía, pero mi padre, al escucharme decirle: “Papá, deberíamos ser eternos”

El me abrió bien asombrado los ojos y me dijo:

” Así es mi niña, así es, tu eres de la misma raza que yo”.

Ahora, vieja, ahora que todos los plazos tomaron fin y que mi única preocupación desde que abro los ojos es la de terminar de pagar la concesión y mi ataúd, en lo único que pienso de nuevo es en como preparar mi propia muerte.

Esto no lo piensan los que tienen familia y descendencia, así es que no es un pensamiento mórbido sino una RESPONSABILIDAD vital para con nuestros padres, para con la vida que nos dieron y para con nosotros mismos.

Los que tienen vidas confortables, pagan las concesiones funerarias y sus obsequias desde que comienzan sus vidas laborales, los que son extranjeros en una tierra de adopción el cantar es otro, bien diferente; bien trágico y distinto, si no se ha conseguido terminar nuestra vida laboral de manera honorable y decente, me refiero no a nuestra honorable trayectoria, sino a la deshonorante manera como el Estado trajinó nuestras competencias y  nuestro ejercicio profesional, porque hay que aclararles otra cosa, no hemos sido zánganos mantenidos por el Estado francés, como gran parte de los extranjeros instalados en Francia, las personas que como yo, han sido siempre solteras, con cargas de familia, sin dinero más

que el que nos dan como salario mensual, y además los que no hemos sido “pacsés” como gran parte de la sociedad que rechazando el matrimonio, se unen ante la República atándose con otro tipo de “contrato” que les impone igual que el matrimonio una serie de “obligaciones”; eso me ha parecido siempre una verdadera aberración, claro que mis padres no estaban de acuerdo con que yo me opusiese al matrimonio,  pero yo les retocaba con mis propias argumentaciones. Esto es otro asunto tan complicado que me da dolor de cabeza hasta el escribirlo. Todos los absurdos me fatigan, no tengo tiempo para eso.

Volviendo al asunto de la jubilación al nivel del suelo, por ellos debemos continuamente justificarnos ante la administración y también ante “la sociedad” que quieren saber por qué nuestra jubilación es una miseria, la misma que reciben en Francia aquellos que no han trabajado jamás y que se han levantado a las doce de la mañana para no hacer nada de sus vidas hasta que llegan a viejos.

Este justificarse a cada paso es más fatigante que trabajar.

Volvemos a analizar este asunto metafísico de la Muerte y de todo lo que la rodea, preparación de la concesión, la tumba, la sala mortuoria, en fin, una red de líos  a        administrativos en los que lo fundamental es que exigen  pagos, dinero y más dinero.

La metafísica yo no sé adonde se fue.

Metafísica y religión, las que al final no son lo fundamental en una República laica, porque quedan aplastadas por lo principal: para morir con dignidad y que la tumba sea respetada no se necesita más que dinero.

Porque en Francia, ya lo ha dicho mil veces, la Muerte termina siendo una cuestión mercantil que hay que resolver en todos sus detalles con minuciosidad y precisión. Nuestras decisiones deben quedar impresas oficialmente y bien selladas para  ser archivadas entre manos decentes y respetuosas. Para ello, lo principal es encontrarlas, una búsqueda que es consustancialmente metafísica. Aquí si que entra de lleno esta categoría que la Republica fraterna, igualitaria y sobre todo laica, se encargó bien  de anegar dejándonos en bien difícil y grave posición.

Debo aclarar, esta grave y difícil situación que sufrimos nos está destinada únicamente a nosotros, los que carecemos de dinero, a los que nos oponemos a las tumbas provisorias, de cinco años y un día, a los entierros low-cost que ofrecen tan generosamente las alcaldías, a la cremación y al comercio oficializado de la muerte impuesto por el Estado. No para ellos por supuesto.

Mientras tanto, loque llegamos casi al “terminus”, a los que además de toda esta “contabilidad mortuoria” nos queda un suspiro de tiempo para “vivir” mejor decir “sobrevivir” nos dejan en “la sala de espera”, tratando de resolver este tremendo problema de nuestra “sala mortuoria.”

Los dos temas, las dos salas, un día se juntarán, porque nos sacarán de esta sala de espera que es el poco tiempo que nos queda para sobrevivir, y que nos lleven a la sala mortuoria, un poco antes de que se ejecute el cierre oficial de nuestro ataúd.

He dicho.

Carmen Gazmuri Cherniak

 

Write a comment

You need to login to post comments!