CARMEN FLORENCE GAZMURI-CHERNIAK

Escritos literarios – críticos, anuncios de nuevas publicaciones, libros editados. Artista-Pintora. Telas al óleo, gouaches y dibujos

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PASAJE DE MI LIBRO EN ESCRITURA: MEMORIAS, MI VIDA LITERATURIZADA DE CHILE A FRANCIA

25 Noviembre, 2023 (12:10) | Non classé

PASAJE DE

MEMORIAS

MI VIDA LITERATURIZADA DE CHILE A FRANCIA

De mi aterrizaje y primera residencia lo relato en los primeros capítulos, llegué y residí durante quince días en el hotel Lutetia.

Había ganado una beca y una estada gratuita pour una semana en el Lutetia, por haber sido junto con otros alumnos, la primera alumna con regias notas en el Instituto chileno-francés, asi es que escogieron a los primeros alumnos de cada clase para premiarlos con una beca y una estada gratuita en este lujoso hotel yo me pagué otros ocho dias, como n o iba a hacerlo, me dejó fascinada el lujo y el aire retró que por desgracia la renovación lo hizo desaparecer, ahora el Lutetia tomó el carácter de cualquier gran hotel de lujo de cualquier parte del mundo, un desastre. En esa época el Lutetia era un verdadero hotel de lujo específicamente francés con todo ese ambiente de los años treinta.

Mi primer encuentro con París lo hice un frío y nevado día de invierno, en enero del 1980. París estaba pasadas las doce de la noche, silencioso y misterioso, con sus nevadas calles luego de las fiestas aún bien iluminado de los colores de las fiestas recién pasadas. El bus que llegaba del aeropuerto se estacionó frente al hotel Lutecia y comenzó mi conocimiento de ese Paris que lme seria nagado por los funcionarios criminales de la administracion.

Mi visión primera de París fue Sevrès-Babylone, es por eso que es el barrio de París, junto con Montparnasse, el que afecciono con mas amor, porque para mi París es Sèvres-Babylone.

Es preciso ahora, para aclarar a los cretinos e ignorantes, lo que sus cerebros jibarizados desconocen; no hay nada mas terrible, en esta “época del desprecio” que escuchar con firme convicción, criticar lo que digo y hago, la semana pesada tuve que escuchar un necio que me dijo que él estaba asombrado de que, sabiendo que yo soy independiente, busque un mecenas para volver a vivir en París y continuar mi pintura, para este cretino que no tiene idea de la historia de la pintura italiana ni francesa, confunde MECENAS con un proxeneta que paga a una prostituta. Creo que es la creencia general de la sociedad francesa,

Entonces me acordé de los consejos y severas reprimendas de Mamá que al escucharme protestar con rabia de las idioteces que me decían los ignorantes, me reprimendaba:

Pero, ¿ porqué te enojas y tratas de educar a la gente? Déjate de enseñarles lo que no aprenderán nunca, deja de ejercer tu pedagogía en la sociedad, déjala en casa y en tu liceo”

Mamá tenia siempre razón, estaba dotada de una sabiduría innata. Lástima que yo no heredé esta cualidad de ella, a Mamá le importaba un bledo la sociedad, nada más lejos de ella que las luchas sociales, el feminismo y la política; ella era esencialmente madre y pianista, su unico interés en la vida fue como ella me lo dijo un día: “mi vida fue primero el piano, luego tu padre y , enseguida llegaste tú”.

Cerrado el circulo de la VIDA.

Música. Compañero y maternidad.

Es lo único que debe importar en la vida de una mujer.

Sólo que cuando se tiene que luchar en “la sociedad del desprecio”, una está obligada a sacar las garras, a desarrollar una fuerza competitiva fuera de serie para defenderse, poder existir y poner a salvo nuestra vida y nuestro honor.

Para mí, el honor es ser independiente, no tener jamás deudas ni deberle un céntimo a nadie.

Y eso no me lo tomarán jamás en Francia, hasta el último de mis días, seré yo la que decide mi existencia, aunque sea en la pobreza, pero independiente.

Esta miserable gente no es sólo ignorante sino que además convencidos de que su ignorancia es ley, la aplican con orgullo y convencimiento; esto no sería nada si estos escabrosos imbéciles no ocupasen los puestos de gobernancia nacional, tal como lo dice Max Horkeimer, no hay nada mas vil que por falta de dinero, aquel que tiene valores sea arrastrado hacia los negros espacios de esperas y desgracias múltiples, donde el cretinismo reina y que se deba ser objeto de risa de seres despreciables. El lo dice de otra manera magníficamente en su ensayo Crepúsculo.

Mi exilio fue voluntario.

Huérfana de mi padre, el pintor Hernán Gazmuri, asumí sola la responsabilidad de ocuparme enteramente de mi madre, sin mi amparo habría perecido desvalida y sumida en la tragedia de su pena, de su duelo, y de sentir que sin mi padre, ya no valida la pena de ser pianista. Vendió el piano de concierto y en un ataque de locura destruyó todas su partituras.

Decidí entonces vender todo y exiliarme en Francia.

¿Porqué en Francia?

Únicamente por la pintura.

Por la herencia pictórica que recibí de mi padre: ¡Las Invariantes Plásticas!

Es este lazo indestructible entre París y mi padre, fue lo que me obligó a emprender esta aventura imposible, a contra corriente, desesperada, sabiendo que me jugaba el todo por el todo, porque sola, completamente sola, sin ayuda de nadie, con mi madre a cargo, dejaba mi confortable vida material en Santiago, el fruto del trabajo de toda una vida de mi padre, por emprender una odisea incierta, en la que no sabía si iba a triunfar, pero mi fuerza vital, mi juventud y la convicción absoluta de mi talento, hizo desaparecer toda duda e incertidumbre y no dudé ni por un instante que llegando a París, y trabajando duro, con mi cúmulo de conocimientos en materia pictórica, y con mi profesión para ganarme la vida, de nada menos que de profesora de Castellano, dominio donde ninguna profesorcilla francesa que las autorizan a trabajar con solo una licencia de tres años, sin ningún estudio de pedagogía de cinco años universitarios, como los míos, podría competir conmigo, y yo no conocía la mafia de la Educación Nacional, asi es que con mis inocentes conjeturas, creyendo que la universidad francesa era como mi universidad Técnica del Estado, creí estúpidamente que mis valores literarios y pedagógicos ampliamente reconocidos en Chile lo serían igualmente aquí en Francia y que llegaría a concretizar mis proyecto. Mi primera inocencia juvenil se transformó en estupidez.

Mi padre me formó y me aseguró de mi talento pictórico y antes de morir, me hizo jurarle que haría exposiciones, me dijo: estoy seguro de que te abrirán las puertas, antes lo dudé y no quise que fueras pintora, porque iba a ocurrirte lo mismo que a mí, pero no, tienes razón, tienes un gran talento, pintas mejor que yo, ahora tomas la misión, a ti te toca continuar”

Le juré dos cosas, que me ocuparía de Mamá y que continuaría la via de la pintura que él me legó.

Papá me dijo: “debes tomar conciencia que conmigo desde tus dieciséis años, has tenido en casa, sin peligro ni los sufrimientos que yo padecí en Paris, la enseñanza completa que me dio André Lhote”. “No lo olvides nunca”.

En otros capítulos cuento mis comienzos, el encuentro con el Académico René Huygue, quién recomendó al Museo de arte Moderno, la DONACIÓN GAZMURI y que me presentó a su colaboradora, Michèlle Cuby, la que fue una amiga durante años y que varias veces, cuando recibía su pago, trabajaba en el Collège de France, me llevaba a comprar material, telas, colores y que contenta, oficiaba su misión de MECENAS y se reía, me decía siempre:¡yo quiero participar!”, luego de llevarme a comprar el material de pintura, me invitaba a un restaurante y a pasear, fue gracias a ella que conocí París, y que la vida parisina de los años ochenta me enriqueció y comencé a profundizar mis raíces volviéndome enteramente parisina, eso que pone fuera de si a las serpientes de la administración que no tienen otro objetivo que negarme una habitación social en París, para que, desvalida, en la miseria, sin nadie que me apoye, pierda mis fuerzas, deje de pintar y caiga en una depresión como todas las pobre mujeres sin dinero.

Lo repito, esas pobres cretinas miserables desconocen toto lo que significa la verdadera pintura, porque desde hace 70 anos que no hay maestros, ni verdaderos guías; desaparecido D.H. Kahnweiler, André Lhote, no hay absolutamente nadie. Los pocos sabios están escondidos, ya ancianos, se quedan en la retaguardia y viven concentrados en sus recuerdos, observando como yo, la triste visión de una Francia desteñida, ocupada por una marea de idiotas ignorantes, groseros y ramplones que han subido por política y que sabiéndose inferiores, desde que se encuentran conmigo, miserable, pero fuerte y firme en mi terreno, no saben qué hacer para demolerme y acabar con los pocos años que me quedan para pintar y escribir.

De la escritura no me inquieto.

Yo soy poeta y escritora, pero maestra en mi lengua materna y de profesión, profesora de castellano, otra cuerda que siempre he practicado con excelencia, y mantengo “orgullo intelectual” que me enseñaron mis profesores de la Universidad Técnica del Estado, del Instituto de Pedagogía donde estudié y que fundó mi padre en 1942, asi es que que quede bien claro, yo no vine a Francia para ser escritora, para ganarme la vida, por supuesto que debía trabajar y mantener a mi madre, perfeccioné mis estudio obligadamente para poder trabajar y debí hacer las equivalencias en la Sorbona donde obtuve con éxito un excelente resultado en mis estudios superiores, obtuve dos diplomas franceses y mi doctorado, saliendo experta en la obra de Ernesto Sábato.

Este es otro asunto y otro largo capítulo.

Yo no tengo ningún lazo con la literatura francesa, mi raíz es española, sin embargo algunos profesores de francés, al leerme me dijeron que en los relatos observan curiosamente una influencia de Dostoïevski y en mis poemas influencias de Khalil Gibran. Puede ser, tal vez.. Yo soy una gran admiradora de estos dos escritores.

En todo conflicto, lejos de dejarme aplastar, trato de superarlo dejando aparte los abusadores que no pretenden otra cosa que abatirme. Ahora que debo salir de este suburbio y de este edificio que me produce perjuicios, las administradoras me niegan toda posibilidad de cambio. Una posibilidad es hacerles un juicio. Pero los juicios imponen esperas, ¡ah! Las esperas, no lo soporto, pronto tendré 70 años, se sabe que es la edad límite de los elefantes, ustedes dirán, ¿ Pero señora, por favor, usted no es una elefanta, no? La raza humana hoy en día vive más, si, pero una mujer que llega a los setenta años, con una jubilación miserable, sin familia, debe ocuparse seriamente de dejar este mundo, ocuparse de su tumba y de su ataúd, dejar sus papeleos y documentos en orden, escribir su testamento y una vez que estas obligaciones de toda persona de honor han sido concluidas,una podrá trabajar y dedicarse a sus quehaceres artísticos en paz, este es mi caso. En el 2024 terminaré de pagar la concesión funeraria de mi madre, la carroñera que me persigue me dejará en paz y nuestra tumba quedará perpetuamente al resguardo de las garras politiqueras de esa bestia.

Luego podré libremente, dejar mi mente en paz, pintando y escribiendo con la misma dificultad de siempre, porque el materia de pintura se sabe que el material es carisimo no estamos en la época de Picasso en que hacía el troque de dibujos o telas por una comida o, ¡la obtención “gratuita”, en troque, de telas y colores!

Actualmente, las telas los pinceles y los tubos de pintura al óleo son para mi inabordables, y ahora debo privarme de casi todo, para proveerme de material con el fin de no dejar de pintar y, deben saber que por nada del mundo dejaré de ser pintora.

Es por eso que siempre he buscado un mecenato. Lo más grave es que me he encontrado con gente que cree que cuando una mujer pintora o escritora, busca un mecenas, es sin la menor duda, una prostituta.

Las grandes asociaciones como la Fondation de France no ayudan a artistas de más de treinta años, esta es la prueba de que soy vieja, inservible y que una mujer de 70 años está condenada a muerte, este consejo va para las locas del gobierno y del estrellato que se creen inmortales, eternamente jóvenes, lo que importa son las arterias, la tasa de colesterol, de glucemia y de tensión sanguínea, y aunque estas estén como en mi caso perfectas, no es por eso que los setenta años que me caerán el 25 de enero del 2024, no me harán estar con un pie en la tumba, el otro lo retengo firmemente para no caer aún en mi fosa funeraria, porque antes tengo aun tres misiones que cumplir con perfecto orden y honor: terminar el pago de la tumba de mi madre para que sea perpetua, pagar mi ataúd, terminar la escritura de mis libros, y terminar mis cuadros dedicados a una próxima exposicion que haré “virtual” , en mi sitio literario, porque siguen negándome una sala gratuita para exponer. Mi exposición se llamará: “A Gaza”.

¡No faltaba más que me pasen la factura de 3000€ para exponer! Están locos completamente locos. Estos usurpadores y usureros.

El resto, mudarme y volver a instalarme en París, no depende de mi, sino de encontrar un mecenas y esto es algo casi imposible. Alguien me dijo, “su sitio literario no es la televisión, como quiere encontrar un mecenas si nadie la conoce?”

Le dije: sí, usted tiene razón, pero si no lo publico es peor, es cuestión de azar y de suerte. Una verdadera lotería, ¿encontrar en esta época un D.H. Kahnweiler? Imposible, ahora los mecenas son industriales y grandes comerciantes que ayudan a los pintores de grafitis y creadores de artefactos, porque dibujar nadie sabe, y los mecenatos de bancos y organizaciones se dedican a promover a los futbolistas, que reciben la Legion de honor, conclusión, pastelero a tus pasteles, me voy a mi mini taller para seguir pintando, aunque les duela hasta la médula a todos.

[…]

 

 

 

 

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